11.28.2006

Se disuelven por día cinco matrimonios

Abandono de hogar y crueldad hacia la pareja son las principales causas

Saúl Ortega / IMAGEN

Cada 24 horas 5 parejas concluyen legalmente su matrimonio, de enero a octubre de este año en Zacatecas se han dictado mil 501 sentencias definitivas de divorcio.
El principal motivo es el abandono de hogar por más de 6 meses consecutivos, en este año de cada 100 divorcios uno es por esta causa, hasta octubre el Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) tenía registrados 342.
Esto representa un aumento en el número de divorcios por abandono en relación al año pasado, durante el 2005 fueron en promedio 28 mensuales pero este año la cifra aumentó a 34.2 al mes.
En la capital por cada 100 divorcios 11.36 son por abandono superior a los 6 meses, lo que representa la tasa más alta de todo el Estado.
El abandono de hogar por más de un año por desavenencias ocupa la segunda causa de divorcio.
Hasta finales de octubre sumaban 119 casos contra 98 sentenciados en 2005, lo que representa un incremento de 18 por ciento.
La crueldad extrema, amenazas, difamación o injurias graves son la tercer causal de divorcio, este año suman 37 separaciones por dicho motivo y la cifra disminuyó 56 por ciento en relación con el 2005 en que se registraron un total de 69 casos.
El adulterio ocupa la cuarta causa de divorcio en Zacatecas, durante este año incluso decreció la cifra en relación con el 2005; hasta el último día de octubre el TSJE había otorgado 36 sentencias contra 51 del año pasado.
Otros motivos por los que se ha solicitado la finalización del matrimonio es el incumplimiento del mismo, enfermedad incurable o impotencia sexual, además de enajenación mental incurable o vicios y consumo de drogas.
Destacan en menos de 1 por ciento de los divorcios el tratar de obligar a la mujer a prostituirse, extorsión moral, incitación a cometer algún delito, actos inmorales para corromper a los hijos y acusación calumniosa.
Según registros del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), la conclusión legal del matrimonio, al menos durante el 2005, fue más común entre parejas con 5 años de casados y un promedio de edad entre los 25 y 29 años.
Es decir que quienes contraen matrimonio entre los 20 y 24 años de edad son más propensos a terminar su relación.
Y durante 2005 se casaron, en este rango de edad 3 mil 974 parejas y se divorciaron 129, es decir 13.02 por ciento del total.
Destaca que quienes más resistencia tienen a presentar la demanda de divorcio son quienes llevan casados más de 10 años, de acuerdo a los datos de INEGI.
Porcentualmente son las parejas integradas por personas de entre 30 y 34 años de edad quienes más recurren a la separación legal.
Al respecto, durante el año 2005 fueron 215 trámites de divorcio sentenciados en este rango de edad que representan 13.23 por ciento.

11.15.2006

Por un periodismo autorregulado

Verónica García de León Robles

¿Cuál es nuestra responsabilidad como comunicadores ante el rumbo que está tomando el país? ¿Cómo ejercer plenamente nuestra capacidad crítica e imparcial frente a los hechos cuando formamos parte del capital humano de corporaciones inmersas en las leyes del mercado y de la competencia? ¿Cómo evitar que la inmediatez y la necesidad de producir noticias vendedoras nos haga menos profesionales? ¿Cómo mantener nuestra distancia frente a los acontecimientos y no privilegiar intereses políticos o económicos en nuestras informaciones?

Haber mantenido por cinco meses distancia del quehacer informativo, permite de pronto hacerse este tipo de preguntas y observar con otros ojos la producción diaria de noticias de la cual formas parte como periodista. La oportunidad que ofrece la Fundación Prensa y Democracia, de crear este espacio y aderezarlo con los conocimientos de comunicadores experimentados, y con una formación académica en las aulas de una universidad, hace posible reflexionar sobre tu ejercicio y el quehacer de lo que se ha llamado el cuarto poder.

De pronto, es posible observar con mayor claridad que en el actual mundo de las noticias impera una ansiedad por exhibir eventos que tienen más la intención de vender que de informar, que si bien el gobierno ya no es el “censor” que solía ser en el pasado muchos reporteros padecemos de uno de los peores vicios, la autocensura, y que por falta de formación, eres –sin darte cuenta-- copartícipe en muchas ocasiones de violaciones a derechos humanos o bien colaboras en la conformación de las agendas de grupos de gobierno, políticos y empresariales.

En medio de esta libertad y reflexionando sobre la forma en que se utiliza es pertinente debatir cómo hacer que se ejerza con mayor responsabilidad, con más ética y profesionalismo por parte de los comunicadores ya sean reporteros, comentaristas, conductores, editorialistas, académicos o intelectuales.

También es urgente que la sociedad civil haga consciente que como principal consumidora de lo que se transmite a través de dichos medios tiene el derecho de exigir una mayor calidad en sus contenidos

LIBERTAD SIN CORTAPISAS

¿No una mayor libertad debería implicar también mayores obligaciones? Uno pensaría que esa máxima es aplicable en todos los ámbitos y no sólo cuando alcanzamos la adolescencia y nuestros padres nos lo recuerdan continuamente.

La realidad es distinta. En ocasiones, la lectura rápida de la primera plana de un periódico, algunos noticiarios radiofónicos y televisivos parece que implícitamente responden NO a esta pregunta.

La libertad se ha dado para los periodistas en el sentido de la posibilidad de publicar o transmitir eventos de toda índole, con una ley que permite un mayor acceso a la información oficial, con la posibilidad de acceder a una mayor cantidad de información de manera inmediata a través de Internet.

Se han multiplicado la cantidad de programas en radio y televisión, generando esto seguramente mayores ganancias para los concesionarios. Del otro lado ¿hay mejores contenidos?

En opinión del periodista José Carreño Carlón, los medios de comunicación son poderes fácticos que influyen de forma importante en el rumbo del país, sin contar con sistemas de rendición de cuentas ni con contrapesos para su actuación.

Transmitir una información que no aporta más que morbo, que viola el derecho a la privacidad e intimidad de una persona, que utiliza datos no corroborados, o para cuya elaboración no fueron consultadas las distintas partes involucradas ¿debería ser motivo de una sanción? Algunos opinarían que de ser así fácilmente podría caerse en abusos y violar el derecho a la libertad de expresión. Las preguntas ineludibles serían ¿quién regularía y quién va a regular a los reguladores?

Quizá deberíamos de impulsar a que todos los medios creen en su interior la figura de ombudsman del lector, que recibiera las quejas y denuncias de la sociedad respecto a los contenidos noticiosos. Obviamente, para que funcionara una figura que defienda el derecho a ser bien informado, del otro lado el lector en cuestión tendría que darse cuenta que determinado contenido no cumple con dicho cometido.

En este caso habría voces que, por dar un ejemplo, denunciaran excesos como la publicación en la portada de un semanario político del cuerpo descerebrado de una persona durante el desalojo de trabajadores del complejo siderúrgico de Lázaro Cárdenas, Michoacán. ¿La imagen violaba el derecho a la honorabilidad de la víctima o el derecho a la intimidad y privacidad de su familia? No lo cuestionamos, pues en ocasiones desconocemos los derechos humanos fundamentales

“El derecho a la información llega hasta donde aparecen otros derechos humanos”, afirma Marco Lara, periodista y fundador del Instituto para la Seguridad y la Democracia.

En el taller sobre Periodismo de Seguridad Pública y Justicia Penal, una de sus reflexiones fue: “la información es un bien público. Si una empresa vive de este bien público, debe retribuir a la sociedad la apropiación de ese bien con un manejo responsable de la información. Los periodistas somos instrumentos para la consecución de ese bien social”.

LLEGAR PRIMERO O SABER LLEGAR

¿Es necesario sacrificar la verdad a costa de una historia atractiva?

Vivimos en un mundo donde el valor de la rentabilidad económica impera, la mercadotecnia y la publicidad son herramientas en la tarea de superar a la competencia, adelantarse a ella y ganar audiencias que consuman más. No podemos sustraernos a esa realidad.

En el periodismo esto se traduce en tener noticias exclusivas, primicias y reaccionar inmediatamente. En la consecución de estos objetivos las nuevas tecnologías son aliadas importantes: telefonía móvil, computadoras, Internet. La transmisión simultánea del atentando contra las Torres gemelas el 11 de septiembre lo dejó claro.

No obstante, la inmediatez por ganar la noticia, por llegar primero y transmitir de forma paralela no incluyen en ocasiones un análisis concienzudo de la información.

Las televisoras que transmitieron el linchamiento de dos policías en Tláhuac, ¿contribuyeron o no al interés de amedrentar y tener notoriedad de un pequeño grupo? Los medios que diariamente cubrían las conferencias de las 6 de la mañana del ex jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador, ¿se preguntaron sino estaban siendo utilizados por el tabasqueño para montar su agenda política en los medios de comunicación? Es necesario, como comunicadores, ser conscientes del origen y las repercusiones de la información que nos toca transmitir.

Vale la pena recordar al sociólogo Anthony Giddens, quien afirma que los medios se ven “obligados” a favorecer contenidos que les garanticen altas cuotas de audiencia y de venta.

CONTRAPESO DEL PODER

Hace algunos meses en una conferencia sobre el papel de los medios en el actual proceso electoral, Carreño Carlón aseveró que éstos deben de escapar a la posibilidad de convertirse en actores que impulsan agendas particulares.

Varios ideólogos e intelectuales han criticado el papel de los medios de comunicación como herramientas que apoyan al sistema hegemónico político o económico para conseguir sus propios fines.

El sociólogo alemán Jurgen Habermas, por ejemplo, sostiene que la opinión pública no se configura mediante debates abiertos y racionales sino a través de la manipulación y del control. Para el teórico social y político, Noam Chomsky los medios no son sino una industria de las relaciones públicas a favor de los ricos y poderosos. “Y cuando la información es guiada para adecuarse a cierto plan de acción (político o financiero) se vuelve propaganda”.

Según Chomsky, para que la democracia sea realmente “democrática” los medios de comunicación deben informar de manera integral, ecuánime e imparcial y tienen que ser los guardianes del pueblo contra los abusos del poder. Pero en ambos aspectos, advierte, han fracasado.

Quizá tener presente lo anterior puede facilitar al lector entender las omisiones o énfasis de programas que pretenden informar. O bien puede permitirle ubicar en el sitio que les corresponde eventos que parecen fortuitos y casuales como la aparición de Rafael Guillén, alias Marcos, en determinados noticiarios televisivos y radiofónicos.

Debatir si un reportero o comentarista debe de ser objetivo en el trabajo que lleva a cabo es ocioso. Por naturaleza, en el ser humano hay una subjetividad implícita en el acto de observar e interpretar cualquier acontecimiento, o bien de elegir una información y no otra. La manera de crear contrapesos ante esto es con una metodología de trabajo mediante la cual se corrobore los datos que se usan, y se consulten distintas voces respecto a un tema dado.

Por otro lado, dependiendo del género periodístico de que se trate hay más o menos posibilidad de expresar una opinión, quizá la columna y la crónica serían los más abiertos en ese sentido. No obstante, ninguno excluye la importancia de dar información veraz y sustentada. Un periodista, como cualquier otra persona tiene una postura frente a eventos determinados y es válida hacerla explícita aclarando a su audiencia que lo que dice es “su personal punto de vista”.

Pero en ese sentido ha habido excesos que también solemos pasar por alto. Y nuevamente surgen las preguntas ¿es válido que el locutor de un noticiario que se transmite a nivel nacional califique a un político de asesino? ¿Por qué un semanario político se permite publicar como reportaje de portada y no en su página editorial la opinión de su reportero respecto a un candidato político? ¿No se confunde y manipula así al lector?

No se trata de ser purista, señalar con el dedo a otros sin antes hacer una autocrítica, ni pretender ostentar una verdad unívoca. Aunque mucho puede mejorar, hay grandes conquistas y periodistas ejemplares.

Por qué no plantearnos el reto de elevar la calidad de nuestro trabajo y buscar una mayor capacitación. Retomo la idea de un colega, autorregularnos siendo más rigurosos con lo que transmitimos o publicamos.

Como empleados de los medios, quizá es difícil ir contra la corriente pero qué tal cuestionar un poco más y no quedarnos con la versión oficial de nuestras informaciones. ¿Por qué no poner en la mesa de discusión la conveniencia y repercusiones de los eventos que nos toca cubrir?

Podemos empezar dándole un valor agregado a la información que cubrimos diariamente. El ejercicio periodístico no puede limitarse a transmitir discursos o ser vocero de nadie. Es necesario percatarnos de la repercusión social que tiene la información y de su poder de influir en la percepción de la audiencia.

Puede ser que de esa forma podamos también exigir mejores salarios y condiciones laborales, pues cabe mencionar que en este tema la situación tampoco ha cambiado para los profesionales de los medios de comunicación.

Recordemos que a la hora de firmar un contrato para trabajar en algún medio informativo no estamos cediendo nuestra libertad de discrepar y discernir ni nuestro derecho a ser mejores.

Ensayo que concursó en la beca académica Primavera 2006.

11.09.2006

DOMINGO: Un modelo para hacer periodismo narrativo y de investigación en diarios locales o con poco presupuesto.

Juan Carlos Ortega Prado

El proyecto del suplemento especial DOMINGO fue pensado para dos cosas: Encarar comercialmente al suplemento de la competencia y crear la unidad de investigaciones especiales de PROVINCIA.

La necesidad era no generarle costos a la empresa más allá de los de impresión, por lo tanto, teníamos que hacerlo sin contratar a nadie, sin distraer gente, sin acaparar periodistas y sin aumentar sueldos. Esto, ya se puede suponer, acarrea algunos impedimentos.

No podíamos competir contra el diario vecino directamente, puesto que su suplemento dominical es Día Siete y nosotros no teníamos presupuesto para una impresión así o colaboradores similares. De tal modo apostamos por un producto que se asentara en un nicho detectado previamente: los jóvenes morelianos que inician su vida económicamente activa. En Morelia no hay –y nunca ha habido- una sola publicación que se enfoque en ellos. Dicho de otro modo, Morelia nunca ha tenido la experiencia de una revista como es Chilango o Travesías para el DF. Decidimos hacer énfasis en lo moreliano porque tomamos en cuenta la distribución del diario. Ahí había una necesidad periodística y una oportunidad financiera. Debíamos festejar la ciudad, criticarla, escribir en torno de ella.

Con DOMINGO, entonces, se iba a atender el público juvenil –medio olvidado hasta el momento-, se iba a abrir una oportunidad mercantil y se inaugurarían dos formas de hacer periodismo que en Michoacán poco o nunca se habían intentado: periodismo narrativo, nuevo periodismo y periodismo de investigación.

El consejo editorial acordó que el suplemento sería algo con mucho sentido del humor, por el target impuesto, y porque eso nos diferenciaría de la multitud de publicaciones –políticas y literarias, fundamentalmente- que existen en la entidad.

El Editor del suplemento asignado fue Magdiel Torres Magaña, quien fungía ya como coeditor de CULTURA; la editora de CULTURA –Verónica Calderón- devino coeditora de DOMINGO; el coeditor de NACIONAL haría las veces de editor “comodín”, que auxiliaría en los momentos en que a alguno de los arriba mencionados se le juntara el trabajo, y los jefes de Diseño y de Redacción –Érik Kbonl y Juan Carlos Ortega, respectivamente- nos integrábamos al consejo desde el puesto que teníamos.

Delineamos secciones cortas y “fáciles” de hacer, que cualquiera pudiera escribir o editar, a fin de distribuir más el trabajo; incorporamos apartados plenamente humorísticos (a fin de lograr un efecto de alto impacto); destinamos dos planas y media (estándar) al desarrollo del tema principal, asignamos una plana para fotorreportaje (una añeja solicitud del departamento de fotografía) y continuamos metiendo especiales que subían las agencias informativas, sólo que ahora con una consigna: adobarlos con textos escritos por morelianos, que “aterrizaran” el tema, a fin de homogeneizar el suplemento en torno a un espíritu moreliacéntrico, por decirle de algún modo.

Las células de investigación

La unidad clave en DOMINGO era la “célula de investigación”. El consejo editorial, platicando con los distintos periodistas del diario, seleccionaba algunos temas posibles. Las investigaciones seleccionadas eran agendadas y encargadas a un editor (un mes antes de la publicación), que de ahí en adelante sería el responsable del trabajo. El editor contaba –para esta indagación- con el auxilio de un reportero, un fotógrafo y un diseñador. Esta célula, que no era permanente, tenía sus propias juntas editoriales; ya sólo había dos juntas con el consejo editorial del DOMINGO durante el mes que duraba la labor.

Las razones de responsabilizar a un editor eran: promover el uso del periodismo asistido por computadora –que implicaba menos gastos-, buscar revivir su espíritu y vena reporteril, no distraer a un reportero de su trabajo cotidiano –y pagado- y proponer nuevos enfoques en cada texto (el enfoque que es inmanente a un editor).

Dificultades

Algunos problemas a los que nos hemos llegamos a enfrentar son la débil interrelación con otros departamentos (comercialización), la concentración de trabajo en el consejo editorial y la variable calidad de los textos entregados por los distintos editores.

Grosso modo este es el modo de trabajar de DOMINGO, que es la demostración de que hacer buena investigación, por propuestas y actitud editorial, con mínimos recursos, en periódicos locales es posible. El consejo editorial de DOMINGO queda a su disposición para cualquier duda o cualquier interés en iniciar proyectos así. oprado@provincia.com.mx, jc_ortega@saladeprensa.com

Reportajes de la unidad de investigaciones especiales.

Reportaje: Se extingue la cascarita del aslfalto.
Reportaje: Reflexiones de un náufrago.
Reportaje: Peleas perras, funciones clandestinas en Morelia.
Reportaje: Hogares que encabezan mujeres.
Reportaje: La nota roja de cada día.