11.18.2009

los "destos" que le faltaron al diputado del PRD

Les comparto una parte de la columna de Sergio Aguayo Quezada en Reforma

El 5 de noviembre Marcelo Ebrard visitó El Colegio de México como parte del ciclo "¿A dónde va la izquierda?". Una de sus tesis fue que la izquierda puede sacar del pantano a las mayorías porque, en comparación con los otros partidos, tiene menos complicidades con los intereses creados. Esto requiere, agregó, un mayor nivel de coordinación entre las izquierdas de donde surja un acuerdo en la forma de seleccionar a un candidato de unidad para las presidenciales del 2012. El razonamiento completo de Ebrard es más elaborado y coherente, pero contrastemos esta idea con un enredo costumbrista: -"Reconoce a tu hijo", increpa la mujer al diputado capitalino mientras le entrega una canasta con huevos, "para que [aprendas a ser] hombre".-"¡Estás loca!, ¡estás enferma!", le responde descompuesto quien recibe los "destos".La mujer es Emelia Hernández; el varón, el diputado Héctor Guijosa. En un primer momento parece otro episodio de paternidad irresponsable; en México abundan las mujeres abandonadas que, como escribiera el bardo Julio Sesto, "amaron creyendo ser también amadas, y van por la vida llorando un cariño, recordando un hombre y arrastrando un niño".El sainete es un refinado ejemplo de degradación política. Un número considerable de perredistas ya no debaten, como en el pasado, sobre la disyuntiva entre reforma o revolución, las crisis del capitalismo o la relación partido-sindicato. Los agarrones son por la operación, las posiciones y los presupuestos.Eduardo y Emelia Hernández tenían mucho tiempo haciendo "trabajo político" en la Delegación Magdalena Contreras de la capital. Después se incorporó Héctor, quien fue delegado entre el 2006 y el 2009 y correspondió con trabajos bien pagados para los dos hermanos. También se hizo amante de Emelia y de ahí nació la criatura de la discordia. Emelia se contagió de ambición e intentó suceder a Héctor, pero no pudo y en su lugar entró el hermano, Eduardo, quien la mantuvo en la nómina e invitó a Guadalupe, otra hermana. En medio de la gritería se acusaron de corrupción por otorgamiento de licencias de construcción y por el desvío de 25 millones de pesos.